Cines de verano, espectáculos del estío


Fotograma de Varda par Agnès © 2018 ciné-tamaris. Ciclo Viva Varda!, CCCB Barcelona



Los cines al aire libre son ya un clásico en la programación cultural estival de muchas instituciones de nuestro país. Ya no son solo los cines propiamente dichos los que elaboran una programación específica para los meses de verano, también lo hacen museos, salas de exposiciones y otras instituciones culturales. La cantidad e importancia de estos eventos han ido creciendo en estos últimos años, hasta el punto de que actualmente casi cada institución tiene el suyo propio. Quizá sintamos nostalgia de los tiempos de nuestros abuelos, en que no había tantas posibilidades de entretenimiento y se acostumbraba a sobrellevar el calor de las noches de verano fuera de casa, hasta las tantas de la madrugada, al raso y hablando con los vecinos. Esa experiencia comunitaria bajo las estrellas se trasladó pronto a los cines al aire libre, romantizados en los míticos autocines (que, como todo, también vuelven).

Más allá de la relevancia artística del cine en sí mismo, esta disciplina es reflejo de las líneas de investigación de muchas de estas instituciones. Las programaciones pueden llegar a ser una verdadera declaración de intenciones del centro que las acoge, en consonancia con sus ideologías y las tendencias culturales que quieren trasladar a sus públicos. ¿Qué se puede colegir de las programaciones de los cines de verano? Hacemos un mapeo de los ciclos más representativos del territorio español, que desvelan algunas de las claves y discursos de las instituciones que los programan.

Madrid

Empezamos nuestro recorrido por los cines de verano con los, ya clásicos, madrileños del Museo Reina Sofía y de La Casa Encendida. El primero, comisariado por Chema González, Víctor Losilla y Lucía Salas, trata en esta edición del retrato que el cine ha hecho históricamente de sí mismo. Después de las temáticas de algunas de las ediciones anteriores, que abordaron a los maestros del cine africano o el tema de los monstruos como vía para pensar la otredad, el “metacine” parece una cuestión ciertamente aséptica. En apariencia, porque bajo un título en principio neutral como El cine piensa el cine puede esconderse una programación excitante. En los meses de julio y agosto se proyectarán películas que tratan la construcción de la actriz, el lado siniestro de Hollywood, el amor por el cine de geografías no hegemónicas, el cineasta como artista maldito, el cine como forma de vivir, las salas de cine en extinción o la comedia en los márgenes de la ficción. Entre los títulos elegidos se encuentran algunas más previsibles como Todo sobre mi madre, de Pedro Almodóvar (1999), El crepúsculo de los dioses, de Billy Wilder (1950), Mulholland Drive, de David Lynch (2001), o Arrebato, de Iván Zulueta (1979); pero también películas más difíciles de localizar como Kanya Ya Ma Kan, Beyrouth, de Jocelyne Saab (1995), Vida en sombras, de Llorenç Llobet Gràcia (1949), The Watermelon Woman, de Cheryl Dunye (1996), o Film, de Alan Schneider y Samuel Beckett (1965).

Cine de Verano Museo Reina Sofía 2024
Cercana a la programación del verano pasado en el Reina Sofía, La Terraza Magnética de La Casa Encendida presenta este verano En el Limbo, que quiere abordar la existencia y el más allá desde perspectivas fantásticas, naturalistas o cómicas a través de temas como la vida después de la muerte, la pérdida y el duelo o las fronteras entre lo real y lo imaginario de los recuerdos. En total, son ocho títulos imprescindibles como La muerte os sienta tan bien, de Robert Zemeckis (1992), Aftersun, de Charlotte Wells (2022), Sólo los amantes sobreviven, de Jim Jarmusch (2013), Petite Maman, de Céline Sciamma (2021) o Samsara, de Lois Patiño (2023). Además, los sábados la programación se completa con un ciclo de conciertos en cuyos sonidos resuenan ideas encarnadas por las películas.

El Cine Doré rescata seis títulos restaurados sobre la disidencia y la vida “fuera de la norma”

Por su parte, el CinePlaza de Matadero se acerca este año al ciclo del Reina Sofía de hace dos años sobre el cine musical. Superestrellas se centra en la relación entre cine y música y acoge tres cine-conciertos de grupos españoles, dos películas comentadas y una selección de documentales musicales, protagonizados por músicos y bandas o dirigidos por músicos, convertidos aquí en realizadores. En la cama con Madonna, de Alek Keshishian (1991), Jazz on a Summer´s Day, de Aram Avakian y Bert Stern (1959), 200 Motels, de Tony Palmer y Frank Zappa (1971), True Stories, de David Byrne (1986), Amazing Graze, de Sidney Pollack y Alan Elliot (2019), o Pink Floyd: The Wall, de Alan Parker (1982), son algunos de los títulos.

Muy interesante parece la propuesta del Cine Doré, que en los meses de julio y agosto rescata seis títulos restaurados sobre la disidencia y la vida “fuera de la norma”, ya sea esta legal, ética, sexual o racial. Bajo el rótulo de Las Afueras se proyectarán ejemplos del cine alternativo como Smithereens, de Susan Seidelman (1982), que precedió al resto y se proyectó en abril; Blackhat: amenaza en la red, de Michael Mann (2015, thriller cibernético en el que varios agentes se unen para detener a un misterioso hacker); A rainha diaba, de Antonio Carlos da Fontoura (1974, perteneciente al cine criminal brasileño pero abordado desde una óptica queer); We’re Alive, de Michie Gleason, Christine Lesiak y Kathy Levitt (1974, realizada a partir de un taller de vídeo Portapack en la California Institution for Women de Chino, en aquel momento la mayor prisión de mujeres de Estados Unidos); Mauvais sang, de Leos Carax (1986, sobre dos ladrones que buscan robar la vacuna contra el virus que ataca a los que “practican el amor sin amor”); y The Doom Generation (1995), definida por su director, Gregg Araki, como una “película criminal heterosexual”. La programación está a cargo de la Filmoteca Española, como es habitual en esta sala, vinculada en esta ocasión a la Universidad Carlos III de Madrid.

Smithereens, de Susan Seidelman, 1982. Ciclo Las Afueras, Cine Doré
La flor de mi secreto, de Pedro Almodóvar, 1995. Ciclo Águila mueve, sala El Águila

Organizado también por la Filmoteca Española, junto con la Dirección General de Patrimonio Cultural, ha sido el ciclo de cine de la sala El ÁguilaÁguila mueve. Fotogramas flamencos. Por cuarto año consecutivo, se ha centrado en el patrimonio cinematográfico español, retratando en esta ocasión los escenarios madrileños donde se fraguaron las carreras musicales de las principales figuras del flamenco. Los títulos elegidos han sido Carmen, de Carlos Saura (1983), La flor de mi secreto, de Pedro Almodóvar (1995), y Camarón, de Jaime Chávarri (2005). Este verano se han incorporado espacios, ideológicamente, más tradicionales, como la Galería de las Colecciones Reales, con su ciclo de “cine monárquico” compuesto por películas de la historia del cine español relacionadas con la historia, la monarquía y personajes relevantes del contexto cultural expuesto en la Galería. En los primeros días de julio han sido proyectados en el Mirador de la cornisa del Palacio Real cuatro títulos, unos más inesperados que otros: La corona partida, de Jordi Frades (2016), sobre las luchas de poder entre Fernando el Católico y Felipe el Hermoso a la muerte de Isabel la Católica; Alatriste, de Agustín Díaz Yanes (2006), basada en las populares novelas de Arturo Pérez-Reverte y ambientada en el Madrid del siglo XVII; Esquilache, de Josefina Molina (1989), sobre el motín homónimo y los personajes principales del reinado de Carlos III; y España, la primera globalización (2021), de José Luis López-Linares, que revisa el período histórico iniciado con los Reyes Católicos y el descubrimiento de América.

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